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Y ahora, ¿Dónde llevo los anillos?

Cuando te proponen matrimonio, se te despierta el modo explorador que estaba dormido, buceas en cuanta página de internet te encuentres, te haces fan de todas las páginas de boda que existen, llegas del trabajo y sólo buscas bodas originales, en fin, que se despierta el monstruo devorador bodil que hay en toda mujer.

Cuando me casé, vi tantas páginas de bodas, que creó que quisiera casarme de nuevo sólo para hacer todo lo que me quedó pendiente, organicé mi boda en pocos meses, y aunque lo único que eche en falta fue un poco más tiempo, no cambiaría nada de ese día. (ahh bueno si, el calor infernal que hizo). Humanamente no me alcanzaba el time para todo lo que yo quería, así que hice todo lo que más pude y aunque suene tópico fui feliz con cada una de las cosas que preparé. Sabía que los momentos previos al gran día, eran lo que más iba a atesorar en mi mente. Y así fue.

Una cosa tenía clara, es que quería cosas diferentes, así que moví cielo y tierra para tenerlas!! Una de ellas que me encantó una vez la vi, fue un porta alianzas. No quería el cojincito que solemos llevar, quería algo que pudiera quedarme de recuerdo y que estuviera en algún lugar de mi casa después de la boda. Me acuerdo que cuando lo vi, me enamoré y visualicé enseguida como lo quería y me decidí en tenerlo como sea.

Así que si estás pensando en donde llevar tus anillos, esta puede ser una solución muy creativa.

Un bastidor personalizado, uno como este…

porta alianzas

Christian Goenaga Photography

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