Aún tengo el vivo recuerdo de esa madrugada del 23, desvelada por tu llegada, de los dolores haciendo estragos en mi y gritando como una loca en el hospital, (si, porque no me contuve, me dolía y mucho y mi salida eran los gritos). Hace un año que tu papá se encontraba a mi lado como el mejor de los apoyo. Nunca se lo he dicho pero gracias a él, guardo un maravilloso recuerdo de aquel dolor insoportable a la enésima potencia. Sentir su mano, y que me ayudara a respirar es de lo más grande que ha hecho por mí. Es un momento que atesoro en mi memoria y que jamás quisiera olvidar.